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SVALBARD

En el verano de 2018 decidimos entre cinco amigos viajar a las islas Svalbard, unos días más tarde uno de estos amigos se retiró y nos quedamos cuatro. Contratamos los servicios de WildWatchingSpain para todo el tema de seguros de viajes y la reserva de vuelos y de pasaje en el barco de Ocean Wide Speditions. Objetivo principal conseguir ver un oso polar y ya de paso lo que se pusiera delante de nuestras cámaras, además de conocer ese territorio del círculo polar ártico.

 

Un año después, el 17 de junio de 2018, emprendimos el viaje cuatro de los cinco amigos. De Zaragoza a Barcelona fuimos en el coche de uno de mis amigos. En Barcelona cogimos vuelo con destino a Oslo en donde tras una espera de ocho horas volvimos a coger otro vuelo a Longyearbyen, capital de las islas Svalbard. Una llegada al aeropuerto de las islas un tanto inquietante debido a la mala climatología, pero al final feliz y tras coger el coche de alquiler que se había contratado desde España por uno de mis amigos, nos dirigimos hacia el apartamento, también gestionado desde España por el mismo amigo. Un cómodo y amplio apartamento en el que nos sentimos a gusto, además con cobertura de wifi.

 

Hasta el día 19, martes, por la tarde no teníamos que embarcar, así que disponíamos de día y medio para conocer Longyearbyen y sus alrededores. Tener el coche de alquiler facilitó mucho nuestros desplazamientos, y lo aprovechamos muy bien pues conseguir ver y fotografiar muchas especies de avifauna que durante el crucero no tuvimos ocasión de ver o por lo menos no de ver en las condiciones más adecuadas. bien por el amigo que tuvo la idea de alquilar el coche.

 

El lunes, después de desayunar, nos dedicamos a visitar un centro de interpretación y ver los comercios de la ciudad, además de comprobar que cerca de nuestro apartamento teníamos un supermercado en donde podíamos comprar lo necesario para comer y beber. Las compras de regalos lo dejaríamos para el último día una vez desembarcásemos después del crucero. Después nos dirigimos hacia las perreras, donde tienen a los perros que tiran de los trineos. Enfrente de esas instalaciones hay unos humedales en donde pudimos ver varias especies de aves: Barnacla cariblanca, Eider común, Gaviota hyperborea, Falaropo de pico grueso, Charrán ártico.... allí estuvimos entretenidos un buen rato. Luego nos dirigimos hacia un lago medio  helado y después, desde el coche vimos algunos renos por lo que aparcamos el coche y nos fuimos acercando hasta conseguir unas bonitas fotografías. También nos encontramos en el mismo lugar con un Escribano nival. Por allí vimos que aunque no había nieve, se alquilaban trineos con ruedas tirados por los perros. También excursiones en grupo de bicicleta de montaña e incluso de quads. Al poco de salir de la ciudad había señales de tráfico indicando que te podías encontrar con un oso, por lo que casi todo el mundo iba con un rifle a las espaldas. Más adelante llegamos a lo alto de un monte con unas enormes antenas parabólicas. En este lugar , por la altura, si que había un buen paquete de nieve y ahí es donde mejor fotografiamos al escribano nival y un par de Correlimos común. El paisaje desde esa altura era espectacular y aprovechamos para tomar unas cuantas instantáneas....

 

Después de comer, salimos de la ciudad en dirección contraria a la de la mañana pasando por el puerto y en dirección hacia el aeropuerto. Nos sorprendió que había un enorme crucero en el puerto, de esos que se anuncian en la tele. Encontramos un camino enfrente del aeropuerto que bordeaba el litoral y al lado de un cámpig vimos otra laguna con Falaropos, Charranes, Eider, Barnaclas, Gaviotas y tuvimos la fortuna de ver una Eider real con su pareja, un ave difícil de ver. Después volvimos a la ciudad y cogimos un camino en otra dirección, en donde vimos que en los roquedos había Múrgoles. Alguno de mis acompañantes se quedó con las ganas de coger la mochila y tirar para arriba. En los próximos días los veríamos más asequibles. Después de cenar y de ver el partido de futbol del mundial yo me quedé en el apartamento pues estaba algo cansado, pero mis compañeros decidieron ir de nuevo a dar una vuelta con el coche. Tuvieron la fortuna de ver y fotografiar un zorro ártico y una perdiz nival, así que me pusieron los dientes largos para el próximo día.

 

El lunes por la tarde teníamos que embarcar, así que aprovechamos la mañana para ir a fotografiar fauna por los alrededores de Longyearbyen. Y pude fotografiar la perdiz nival. Por la tarde el muelle del puerto estaba ocupado, así que tuvimos que ir hacia nuestro barco Ortelius en zodiac, ya que este estaba fondeado en medio de la bahía. Un viaje hasta el barco nada apacible, pues estaba lloviendo y la mar bastante encrespada, por lo que llegamos a nuestro destino algo pasados por agua a pesar de los chubasqueros.

 

La tarde en el barco la aprovechamos para reunirnos en el salón de actos y ponernos al día de todas las cuestiones relativas a la seguridad y como actuar en caso de siniestro. Recogimos las botas de agua que teníamos asignadas cada uno según las indicaciones en el momento de la inscripción al viaje. Tras el brindis ofrecido por el líder de la expedición por el éxito de la misma, aún tuvimos algunos momentos para acercarnos a la cubierta del barco y ver el paisaje que se habría ante nosotros navegando por el Isfjord.

 

El 20 de junio por la mañana, después del desayuno, el líder de la expedición nos explico cómo comportarnos en tierra sin perturbar el medio ambiente y cómo comportarse en el territorio del oso polar. También asistimos a una sesión informativa de cómo entrar y salir de las zodiacs de forma segura.

 

Cuando ya estábamos en las zodiac con destino a uno de los glaciares entre varias islas, el plan hubo de cambiarse al divisar una osa con su cachorro en una de las islas, así que nos dirigimos hacia Fuglesagen. La madre y el cachorro caminaban a lo largo de la costa y nos permitieron fotografiarlos de las zodiac durante bastante rato. Después se metieron en el agua y nadaron hasta la isla Klovningen. Seguimos fotografiándolos hasta que ya nos dijeron que debíamos volver para el almuerzo del mediodía.

 

Después del almuerzo nos dirigimos con las zodiac a Smeerenburg en Amsterdamoya. En esta isla nos dividimos en varios grupos, una estrategia que seguimos durante los ocho días del crucero. Unos se dedicaron a recoger plásticos y redes que la marea arrastra y que son un peligro para la fauna del lugar, otros caminaron observando el entorno con su avifauna. También tuvimos la oportunidad de ver nuestras primeras morsas sesteando en la costa de la isla. Vimos págalos marinos, gran skua, correlimos, vuelvepiedras, eider común y charrán.

 

El día 21 de junio fue el día elegido para ir hacia Groenlandia con la esperanza de ver algún oso sobre la capa de hielo en la banquisa.

 

Mientras avanzábamos a través del hielo vimos gaviotas de marfil, tridáctilas y boreales, también arao de Brunnich, fulmar norteño, skua ártico, pequeño auk, skua de cola larga y varias focas, pero no los ansiados osos, solo sus huellas encima del hielo que iba rompiendo el barco. Tras varias horas sin poder realizar nuestro objetivo de ver a los osos y con una espesa niebla que impedía la posible vista y seguimiento a distancia con los prismáticos se decidió dar media vuelta y dirigirnos hacia otro lugar. El resto del día se dedicó a presentaciones y vídeos, si así lo deseabas. Yo, particularmente opté por estar en cubierta con la esperanza de poder captar con mi cámara algo de fauna no vista hasta la fecha. 

 

Día 22 de junio, cuarto día, habiendo navegado toda la noche hacia la cara noroeste de Spitsbergen. Después de una conferencia sobre las morsas nos invitan en cubierta a una chocolatada con ron y crema batida para celebra el cruce del paralelo 80º norte.

 

Pasamos delante de la isla Moffen en donde una gran fila de morsas adornaban su costa.

 

Durante el almuerzo se anuncia que la ballena minke está a unos 50 metros del barco, por lo que casi todos dejamos las mesas y nos dirigimos a los camarotes a coger el equipo y salir a cubierta. No hubo suerte, cuando salimos las ballenas ya habían desaparecido. El barco giró una y otra vez pero ya no se volvieron a ver. Por la tarde desembarcamos en Eoslusneset, cerca del cementerio de balleneros y la cruz conmemorativa de la gran batalla entre los buques de guerra franceses y los barcos balleneros holandeses. El paisaje era precioso y la tarde más calurosa del viaje en la que cuatro valientes optaron por darse un baño en las gélidas aguas. También vimos morsas en esa costa. Eran las 23:30 horas y allí estábamos en la cubierta del barco con las gafas de sol para protegernos de su intensidad.

 

23 de junio, quinto día. Nos despertamos y sorprendentemente estamos en el mismo sitio que el día anterior, Sorgfjord. La razón es que el ancla no había manera de subirla a bordo. Al final se opta por poner una boya para indicar el lugar y dejarla allí.

 

Después del almuerzo nos encontramos en los acantilados de Alkefjellet, donde anidan miles de Araos de Brünnich. Estuvimos navegando con las zodiac muy cerca de los acantilados y de algún glaciar que asomaba entre ellos. Vimos como un zorro ártico caminaba a ver si podía captura alguna de las aves. También vimos gansos, gaviotas tridáctilas y boreales, araos negros...

 

Una vez en el barco las nubes desaparecieron dejando una soleada y agradable tarde mientras entrábamos en las aguas de Palanderbukta con la esperanza de ver algo de fauna en sus tierras y hielos. El paisaje del fiordo Wahlenberg y el ambiente era tan agradable que una paz interior se adueñaba de uno al contemplar todo aquello que teníamos delante. La paz se rompió con una especie de guateque en cubierta tras una abundante barbacoa. El intenso sol de media noche y la climatología tan apacible invitaba a quedarse en la cubierta del barco y no ir al camarote a dormir.

 

 

24 de junio, sexto día. Habiendo navegado durante la noche, amanecemos enfrente de la isla Fuglesangen, donde el segundo día vimos la osa y su cachorro. Nos dirigimos en zodiac hasta la costa y una vez allí nos dirigimos a una zona rocosa en donde anidaban los pequeños auk.

 

Mientras almorzábamos el barco se dirigió hacia el fiordo de Smeerenburg, llamado BjOnfjord. Allí encontramos el glaciar Smeerenburgbreen. Fotografiamos el glaciar desde distintos ángulos, pudiendo ver skuas árticos, un gran skua persiguiendo una gaviota, algunas barnaclas y una foca.

 

Miembros del staf recogieron hielo milenario para luego en el barco tomar un whisky o un gin tonic con ese hielo.

 

 

 

 

25 de junio, séptimo día. Viajamos desde Smeerenburfjord hacia Isfjord. Antes del desayuno se vieron algunas ballenas sin tener la oportunidad de fotografiarlas bien.

 

Después del desayuno llegamos a Alkhornet, en Trygghamna, en la desembocadura del Isfjord. Desembarcamos en la playa y caminamos observando la flora y fauna del lugar. El paisaje está comprometido por la intensa nubosidad. Allí vimos al reno de Svalbar, gaviotas tridáctilas, skua ártica, belugas, gansos de patas rosadas, barnaclas y pequeños auk. 

 

Después del almuerzo navegamos con las zodiac por el Ymerbutka y nos desplazamos a lo largo del frente del glaciar Esmarkbreen, siempre vigilando la parte delantera y la distancia de seguridad. Allí vimos foca, skua ártico, skua grande, eider real, eider común, arao aliblanco y yo frailecillos a lo lejos cuando ya navegábamos hacia Longyearbyen, a donde llegamos sobre las 23:30 h. Así que pernoctamos en el puerto.

 

26 de junio, octavo día, el desembarco y fin del crucero. 

 

Después del desayuno y sin esperar a la despedida oficial, preguntamos en la recepción del barco si ya nos podíamos ir mis tres compañeros y yo, pues el equipaje lo veíamos que ya estaba depositado en el muelle. Con el asentimiento del personal de recepción salimos del barco y cogiendo nuestro equipaje nos dirigimos hacia el coche de alquiler que nos habían dejado en el puerto.

 

La mañana la dedicamos a hacer las pertinentes compras con las que obsequiar a nuestra familia.

 

Después de comer, y como teníamos de tiempo hasta medianoche para acudir al aeropuerto, nos fuimos por las inmediaciones de Longyearbyen con el coche, teniendo la oportunidad de fotografiar la misma avifauna que el primer día en la isla además del zorro ártico, reno de Svalbard, pequeño auk y págalo parásito.

 

También nos acercamos hasta el Svalbard Global Seed Vault. El Banco de Semillas de Svalbard o Cámara Global de Semillas es el almacén subterráneo donde se guardan semillas de miles de plantas de cultivo de todo el mundo.

 

El coche lo dejamos en el parking y aproximádamente sobre la 1:30 del día 27 de junio salíamos a bordo del avión hacia Oslo, en donde cambiaríamos de vuelo con destino a Barcelona, llegando al aeropuerto del Prat sobre las 11:30 del día 27. Volvimos a Zaragoza en el coche de Chema, que había estado aparcado en el aeropuerto durante nuestro viaje.

 

Un estupendo viaje en el que mis amigos acompañantes han sido parte muy importante para disfrutar a tope de todos los ratos que hemos compartido. El lugar merece la pena de visitar, con unos espectaculares paisajes y glaciares, que debido al cambio climático no se cuánto durarán tal y cómo lo hemos visto. El oso polar es una víctima más de este cambio climático al ver mermadas sus posibilidades de alimentación. El deterioro de las aguas marítimas es evidente ante la gran cantidad de restos plásticos y otros que la marea arrastra a la costa del archipiélago. Debemos tomar conciencia cuanto antes para evitar que sea irreversible.